Ángel Guerra Cabrera
Rebelión. La salida al aire de TELESUR
en julio de 2005, hace exactamente 10 años, fue una clara expresión de los
vientos de rebeldía, independencia, unidad e integración que como un huracán
volvían a soplar al sur del Río Bravo. Fue también una necesidad imperiosa demandada
por la nueva época que se abría en nuestra América con el renovado auge de las
luchas sociales, de un pensamiento crítico nacido o revitalizado a su calor y
la rica tradición histórica y cultural de siglos en que se arraigaba.
TELESUR estaba llamado a
convertirse en el vehículo de comunicación entonces inexistente que diera a
conocer esas realidades en nuestra región y en el mundo y, a la vez, combatiera
el discurso chato, servil y mendaz de la globalización neoliberal difundido por
un puñado de gigantescos consorcios multimedios a escala planetaria y sus
cuatro o cinco clones regionales (Televisa, Clarín, El Tiempo, El Mercurio)
todos cómplices e instrumentos del capital financiero internacional y del
pensamiento único de cuño eminentemente estadunidense que se pretende imponer.
Poderosos movimientos populares,
desbordantes pobladas como el caracazo (1989), y la rebelión india de Chiapas
(1994) habían estallado contra las políticas del Consenso de Washington desde
fines de los años ochentas en América Latina y el Caribe. Ya entrados los
noventas conseguían llevar a la presidencia de algunos de sus países a una
constelación de nuevos líderes. Aunque el grupo lo integrarían hombres y
mujeres con muy valiosas cualidades de liderazgo, entre ellos descolló Hugo
Chávez por su singular empuje, inagotable energía, audacia, visión estratégica
y capacidad de generar iniciativas y tejer alianzas, tanto dentro de su país
como a escala regional e internacional.
Justamente por iniciativa y con
todo el apoyo del comandante Chávez nació TELESUR como canal multiestatal
latino-caribeño apenas cuatro meses antes de la derrota del ALCA en mar del
Plata, punto de giro en la lucha por la segunda independencia de nuestros
pueblos. Actualmente, ya como plataforma multimedios, la integran Argentina,
Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Uruguay y Venezuela. Su lema desde un inicio
fue “nuestro norte es el Sur”, subrayando con ello no solo su condición de voz
de las luchas, la cultura y la historia latino-caribeñas, sino de todos los
pueblos de la Tierra, aunque particularmente los del llamado tercer mundo.
Es aleccionador constatar cómo
con más voluntad y decisión política que recursos materiales y técnicos, una
pequeña plantilla de personal motivado, creativo y entregado y una lúcida
dirección general, en manos de Patricia Villegas a partir de 2011, la emisora
ha cumplido cada vez con más eficacia con aquel lema inicial. No puedo evitar
que me venga a la mente Radio Habana Cuba, nacida en condiciones parecidas y
para cumplir con necesidades semejantes, la que considero su precedente.
Debe
también subrayarse, Telesur ha reunido en torno suyo como colaboradores
voluntarios a una parte importante de la intelectualidad más valiosa y
comprometida de nuestra región y de otras latitudes, aunque goza del prestigio
y existen las potencialidades para que amplíe este caudal. Luego uno echa de
menos la participación de más caribeños, incluidos de los Estados
angloparlantes y francófonos, cuyas culturas son tan importantes en la
formación de la identidad nuestroamericana.
Si me preguntaran un primer
momento en que brilló como un sol la emisora apuntaría a la extraordinaria
cobertura informativa sobre el golpe de Estado en Honduras contra el presidente
Manuel Zelaya (2009) y la resistencia popular contra este, al extremo que
impidió que los medios hegemónicos –como ha sido su costumbre- impusieran su
narrativa sobre este acontecimiento tan relevante.
De otros hechos, como el
posterior golpe parlamentario en Paraguay contra el presidente Fernado Lugo y
las viejas y nuevas intentonas golpistas contra los mandatarios Evo Morales y
Rafael Correa, las graves acciones desestabilizadoras contra los gobiernos de
Argentina y Brasil, así como el proceso de paz en Colombia, su audiencia
también ha recibido y recibe una mirada diferente, que por primera vez fuerza a
medios como CNN en español, a ofrecer una información menos sesgada, aunque no
menos banal pues eso lo lleva en su ADN de forma irreparable.
En los últimos
dos años destaca la puntual información en cuanto a la difícil y compleja lucha
de Venezuela chavista y bolivariana, con el presidente Nicolás Maduro a la
cabeza, atacada por la guerra económica y en todos los frentes.
En relación con Cuba, TELESUR ha
mantenido una corriente informativa que nos ha permitido apreciar el liderazgo
firme y de altura de Raúl Castro en una nueva etapa de la Revolución Cubana,
mantenernos informados sobre la penetrante mirada de Fidel al mundo
contemporáneo y seguir muchos otros costados de la realidad cubana silenciados
o distorsionados por la mafia mediática.
Acontecimientos como el
nacimiento y ulterior trayectoria del ALBA, UNSASUR, CELAC y PETROCARIBE, las
llamadas cumbres de las Américas, el destacado trabajo sobre las intervenciones
imperialistas en Libia y Siria y los reportes del movimiento Ocupy Wall Street,
las masivas protestas contra los asesinatos policiales de negros en Estados
Unidos, la intervención imperialista en Ucrania y la digna lucha del pueblo
griego contra la dictadura financiera de los bancos alemanes tras la cara de la
señora Merckel y las siglas de la Unión Europea, o no habrían llegado a las
audiencias, o estas habrían recibido únicamente versiones distorsionadas de no
ser por la veraz cobertura de TELESUR.
Como ha sido de enorme importancia
el seguimiento de la emisora a la política exterior de China y Rusia y el
pensamiento y acciones de sus destacadísimos líderes Xi Jinping y Vladimir
Putin como de los BRICS en general, todo ello en concordancia con el acelerado
tránsito de la unipolaridad al actual mundo multipolar. En este contexto,
Telesur no está sola pues han nacido formidables iniciativas semejantes de
información alternativa como la rusa RT, la china CCTV o la iraní Hispan TV.
Son memorables, iniciativas tan
raigalmente latino-caribeñas y de alto nivel profesional e impacto
internacional como el programa De zurda, magistralmente conducido por Víctor
Hugo Morales y la insustituible participación de Diego Armando Maradona. De la
misma manera, los programas producidos en Argentina sobre la cultura
latinoamericana y la línea de documentales. Entre ellos sobresalen los de
Oliver Stone y Roberto Chile sobre Hugo Chávez, pero ya es una producción de
tal variedad y calidad que merece una valoración aparte y no es el objetivo de
este trabajo.
Tienen un alto nivel de
realización y sustancia los documentales de Paco Ignacio Taibo sobre luchadores
sociales y revolucionarios latino-caribeños. De tal modo que ya TELESUR ha
creado un acervo fílmico que se convierte en material de gran valor para la
audiencia, también indispensable en la docencia universitaria. Diez años que no
pueden ser más fecundos, anuncio de muchos más por venir, en los que la muy
compleja coyuntura internacional y las duras luchas de nuestra América en
defensa de su soberanía y unidad y del buen vivir le exigirán a nuestra emisora
redoblar sus esfuerzos.
Rebelión ha publicado este
artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons,
respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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