Conociendo nuestra historia
José Rosario Araujo
Para los finales del 1790 en
donde se encuentra la ciudad solamente se veía unos cuantos ranchos de las fincas de las familias Terán y Díaz.
Existía la finca “Santa Rita” de la madre de Mercedes Díaz; Valentina Mexia de
Díaz; que había sido propietario Marcos
Valera. Le toca a Mercedes Día donar cien varas para construir una iglesia,
donación hecha de palabra, que en 1818
los herederos ratificaron la donación en 1818.
El nombre de Valera se le designa
a esta población debido a un sacerdote de ese apellido que al recorrer la meseta donde después se fijó
la ciudad, al ver lo ventajosa de su topografía predijo que en ese sitio
fundarían una ciudad.
En el año de 1850 llega a Valera
El Gral. Juan Ignacio Montilla;
benefactor de la urbe que cuenta apenas con treinta dos años de fundada.
Montilla era oriundo de Quebrada Grande.
Diecinueve años después se
instala en Valera la primera imprenta por el alemán Juan Hack con la finalidad
de realizar la publicidad a la Botica Alemana.
El zanjón del Tigre es creado artificialmente
y se hizo para conducir las aguas de
riego a varias haciendas de la zona y su nombre se debe a un felino que
atemorizaba a los habitantes cercanos a la obra artificial.
Con gran entusiasmo celebran los
valeranos en 1871 que le es concedida a la ciudad de Valera la categoría de
ciudad y la fundación de la “Sociedad Amantes del Progreso” que establece la
primera escuela regentada por Diego Salinas.
Se realiza en el año de 1873 el
primer matrimonio por civil realizado en el estado Trujillo en la ciudad de
Valera, autorizado por el Presidente del Concejo Departamental de Valera;
Arístides Paredes y los contrayentes son Miguel Azuaje y Rosalía Paredes.
En el año de 1904 se nota en la
ciudad de Valera un avanzado progreso gracias
a la iniciativa de su Concejo Municipal; presidido por el Gral. Juan
Ignacio Montilla. Se construye un puente sobre el río Motatán en el camino
hacia Carvajal y El Gral. Castro como prometió en su paso por Valera la
dotación del acueducto para Valera, envía al Ing. Andrés Palacios. Se inaugura
una línea telefónica entre Valera y Motatán, además de la construcción de un cementerio en un sector llamado “El ojo
de agua”.
En el mismo año Domingo Giacopini
dona el terreno para la construcción del
Hospital y la cantidad de 2000 Bs para
comenzar la construcción. En el amplio terreno existía una casa; situada en el
camino que iba hacia Betijoque; que servía de hospedaje a los arrieros que
procedían de San Lázaro. El Concejo Municipal acepto el donativo del
italiano y le dio la posibilidad de
escoger la junta Administrativa que
quedo integrada por el Pbro. Miguel A. Mejía, Ernesto Spinetti, Eleazar
González Troconis, Dr. José Antonio Tagliaferro, Julio Troconis y Pompeyo
Oliva, entre otros.
Cuatro años después se demolió la vieja casa y dos años más se
procedió a levantar una nueva edificación. En ese tiempo era gobernador del
estado; el Gral. Víctor Manuel Baptista quien cedió con la mitad de su sueldo y
coloco un aporte mensual de ochocientos bolívares para los trabajos.
La ciudad de Valera le debe su
alumbrado público a Rodulfo Terán Labastidas quien fundo una compañía anónima
llamada “Planta Eléctrica de Valera”, integrada por Terán como Presidente y Vicepresidente Juan Ignacio Montilla, con
un capital de 52.000 de capital social.
En el mismo terreno que donó Mercedes Díaz para la capilla se
encuentra situada la Iglesia San Juan Bautista. La capilla conto con la
colaboración del Dr. Gabriel Briceño de La Torre, quien donó ornamentos, vasos
sagrados y una campana.
A los dos años en plena misa la
capilla que era de techo de palma se quemó y fue reconstruida al lado de la que
se quemó con paredes de tapias y techo de tejas, siendo donada la fachada por
Doña Margarita de La Torre.
Es fundado el ateneo de Valera en
el año de 1905 y entre sus fundadores se encuentra el Pbro. Miguel Antonio
Mejía, Dr. Antonio Tagliaferro, Américo Briceño, Rafael Terán, Juan Hack;
caballero alemán, Gral. Juan Ignacio Montilla, Abel Cifuentes, Manuel Briceño,
entre otros. Esta casa de la cultura contaba con un órgano periodístico “Cosmo”
de Pompeyo Oliva.
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