Pascual Serrano
eldiario.es
Los expertos coinciden en que
golpe de Estado es la interrupción inconstitucional de un jefe de gobierno por
parte de otro agente estatal, se diferencia de revolución en que esta última
está protagonizada por civiles ajenos al Estado. En el transcurso del siglo XX,
el golpe de Estado adoptó la forma típica de una acción de las fuerzas armadas
que desplazan por la fuerza al gobierno establecido, sin embargo, en las
últimas décadas, se han adoptado formas más complejas con la incorporación de
desestabilizaciones económicas, grupos civiles de agitación y medios de
comunicación.
El caso de Bolivia no permite
duda alguna. El 20 de octubre Bolivia celebró la primera vuelta de las
elecciones presidenciales con Evo Morales como favorito. Para evitar la segunda
vuelta se necesita más del 50% de los votos o un 10% de diferencia respecto al segundo
candidato. Con el 84% escrutado Morales es el más votado pero todavía no cumple
las condiciones para evitar al segunda vuelta. Faltaba el voto rural y el del
exterior, más laborioso de contabilizar y más partidario del candidato indígena
Evo Morales.
Dos días después, con el 99%
escrutado, el Tribunal Supremo Electoral da la victoria a Evo Morales por 10’5
puntos de diferencia. La oposición denuncia fraude y exige una segunda vuelta.
La Organización de Estados Americanos pide realizar una auditoría que el
Gobierno acepta y la oposición rechaza. La oligarquía rica del Departamento de
Santa Cruz, históricamente beligerante y agresiva contra Morales y los
indígenas comienza su escalada de violencia. Con su habitual estilo racista
humillan a una alcaldesa del MAS a la que cortaron el pelo, le tiraron pintura
roja y le hicieron caminar descalza. La policía pudo evitar su linchamiento.
El viernes la policía se amotina
en siete de los nueve departamentos exigiendo la renuncia de Evo Morales. Evo
Morales ya denuncia un golpe de Estado. La oposición y la policía rechazan las
propuestas del presidente de crear una mesa de diálogo.
El domingo, Evo Morales
comparece y convoca elecciones y pide un acuerdo para una renovación total de
los órganos electorales. A la oposición no le basta, no quiere segunda vuelta,
ni quiere nuevas elecciones. Entonces el comandante jefe de las Fuerzas
Armadas, Williams Kaliman, pide la renuncia de Evo Morales. Oligarquía blanca,
policías y militares frente a indígenas. Bolivia se encuentra ante la amenaza
de un baño de sangre. Evo Morales y su vicepresidente, Álvaro García Linera,
renuncian denunciando el triunfo de un golpe de Estado.
Hordas opositoras comienzan a
perseguir a los líderes del MAS, incluso contra los jueces del Tribunal Supremo
Electoral que cometieron la osadía de validar el triunfo de Evo. Incendian sus
viviendas de los políticos indigenistas e incluso secuestran a sus familiares,
saquean la de Evo Morales. Ante el peligro que corre su vida, se mantiene en
secreto el paradero del ya ex presidente.
El peligro que se cierne sobre
Morales es tal que México propone concederle asilo. Por si había alguna duda de
quién mandaba en Bolivia, las negociaciones de las autoridades mexicanas para
poder enviar un avión para recoger a Evo Morales se deben de hacer con el mando
de la fuerza aérea boliviana.
El martes 12 el jefe del Ejército
le coloca la banda presidencial a Jeanine Áñez, la vicepresidenta segunda del
Senado.
Esto es lo sucedido. Si lo de
Cataluña fue un golpe de Estado, imaginen cómo debería llamarse esto. ¿Cómo nos
lo contaban los medios españoles?
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