Por: José Negrón Valera - Sputnik
- Aporrea.org
Credito: AFP / Sputniknews
ALERTA NARANJA EN SURAMÉRICA
A las 6:48 de la madrugada de
este sábado 13 de mayo, el presidente de Bolivia, Evo Morales, despertó la
conciencia pública de toda la región al publicar una grave denuncia en su
cuenta Twitter.
Al igual que Morales, la
periodista argentina Stella Calloni llamó la atención de la opinión pública en
torno a la gran amenaza que se cierne sobre Venezuela, al filtrar un documento
secreto del Comando Sur de Estados Unidos.
El documento de 11 páginas,
titulado 'Golpe Maestro: Un plan para derrocar la dictadura en Venezuela' y
firmado por el almirante Kurt W. Tidd, jefe del Comando Sur de Estados Unidos,
considera que "ha llegado el momento" de intervenir militarmente al
país suramericano.
Con la sincronía de una bomba de
tiempo, Roger Noriega, exrepresentante permanente de Estados Unidos ante la OEA
entre 2001 y 2003 y enemigo acérrimo del presidente Hugo Chávez, escribió en
The New York Times que se habían acabado "las opciones para
Venezuela", planteando como único camino el derrocamiento de Nicolás
Maduro.
La importancia de este artículo
de Noriega radica precisamente en el medio que lo publica. La plataforma
mediática más influyente en cuanto a la legitimación de las operaciones
militares de Estados Unidos.
Para completar el panorama, la
Embajada de Estados Unidos en Caracas, en una muestra de sospechosa
clarividencia, informó a sus ciudadanos estadounidenses en Venezuela que antes
y después de las elecciones presidenciales se esperan manifestaciones y focos
de desestabilización.
Demonstration Alert: Various gatherings and demonstrations are planned
to take place in the days prior to the May 20 Venezuelan elections. Similar
events may continue after May 20. Monitor local media for updates.
pic.twitter.com/Csu5iNgFTq
— US Embassy, VE (@usembassyve) 11 de mayo
de 2018
LA HOJA DE RUTA PARA DERROCAR AL
CHAVISMO
Un análisis estratégico hecho
sobre los documentos filtrados del Comando Sur, así como de las declaraciones
de los voceros militares y mandos medios del aparato diplomático
estadounidense, permiten establecer con suficiente claridad cómo se
desarrollará la periodización de la intervención contra Venezuela.
En primer lugar, hay que evaluar
la coyuntura electoral donde aún es posible que la oposición venezolana logre
llegar a un acuerdo en torno a una candidatura única.
A pesar de que Estados Unidos, el
grupo de Lima y la Unión Europea ya han afirmado que bajo "las actuales
condiciones" no reconocerán los resultados, no puede perderse de vista que
una candidatura única 'in extremis' provoque un efecto motivador en el sector
de la oposición que aún no se deciden por ir a votar.
Un escenario de empate técnico
entre el chavismo y la oposición brindaría un contexto propicio para la presión
internacional en contra del Gobierno de Nicolás Maduro.
En segundo lugar, Noriega
reafirmó que el frente político no puede descartarse. En este, las principales
acciones del Departamento de Estado estarían enfocadas en "animar a los
venezolanos —incluidos los miembros de las fuerzas armadas— a restaurar la
democracia", es decir, ejecutar un golpe de Estado.
Aunque esto luce improbable, el Comando
Sur no necesitaría un levantamiento militar exitoso, sino al menos una
escaramuza al interior de alguna guarnición, como la ocurrida hace algunas
meses en el Fuerte Paramacay para "asegurar que el poder sea transferido
sin demora a las autoridades civiles legítimas, miembros de la Asamblea
Nacional".
En este punto, se estaría
evaluando "liberar" una zona del país desde donde este Gobierno
paralelo pueda ejercer funciones de hecho, con el respaldo y reconocimiento de
la comunidad internacional aliada a Washington.
En el documento del Comando Sur,
Tidd enfatiza que, para derrotar al chavismo, hay que intensificar la guerra
psicológica para provocar "exacerbar la división entre los miembros del
grupo de Gobierno", en conjunto con acciones militares que comenzarán con
protestas en los centros urbanos, especialmente en Táchira, donde el Gobierno
venezolano ha logrado neutralizar numerosas mafias dedicadas al contrabando.
EL PLAN UNITAS LIX Y EL GOLPE
FINAL
Las operaciones de
desestabilización podrían intensificarse con el anuncio de los resultados
electorales la noche del 20 de mayo y se prevé que puedan durar hasta
septiembre, momento en el que Colombia inicie el ejercicio aeronaval
internacional Unitas Lix 2018.
Kurt Tidd explica con claridad
que el Gobierno bolivariano solo puede ser derrocado a través de una
"operación militar bajo bandera internacional, patrocinada por la
Conferencia de los Ejércitos Latinoamericanos, bajo la protección de la OEA y
la supervisión, en el contexto legal y mediático del secretario general [de la
OEA], Luis Almagro".
El Unitas Lix no es más que la
fachada para imponer de la manera menos traumática posible un bloqueo marítimo
a Venezuela, así como ya ocurrió en 1902 contra el entonces Gobierno de
Cipriano Castro.
El objetivo que perseguiría un
bloqueo marítimo, en la lógica de Kurt Tidd, es precisamente "obstruir
todas las importaciones" especialmente de comida, medicinas y bienes
esenciales. Sin embargo, el centro de gravedad de toda la estrategia sería
impedir que Venezuela pueda comercializar petróleo.
No se trataría de un supuesto
embargo anunciado por Washington, en el que este país dejaría de comprar la
cuota de aproximadamente 700.000 barriles diarios y para cuyo escenario
Venezuela se estaba preparando. En esta parte de la operación, el Unitas Lix se
convierte en una seria amenaza para la supervivencia económica de la nación
bolivariana, porque imposibilitaría la entrada y salida de los buques
petroleros hacia los principales puertos.
Es ahora que cobra fuerza sentido
la salida intempestiva de Argentina, Brasil, Perú y Colombia de la Unasur.
Además de reforzar a la OEA, como
principal foro para debatir una posible situación de inestabilidad política en
Venezuela, era imprescindible abandonar el Consejo de Defensa Suramericano.
No resultaba muy coherente que un
órgano que plantea "consolidar una zona de paz suramericana y construir
una visión común en materia de defensa", recibiera con docilidad la
intención del Comando Sur de "avanzar en estacionar sus aviones de combate
y helicópteros, vehículos blindados, posiciones de inteligencia" e incluso
prisiones en la región suramericana.
Otro objetivo de transformar
Unitas Lix en una operación militar, tendría por objetivo generar una suerte de
anillo de seguridad para evitar la aproximación de posibles fuerzas militares
aliadas a Venezuela. Uno de los escenarios a los cuales habría que prestar
mayor atención.
El Unitas Lix se plantearía como
una última etapa, dentro de una operación de desgaste a gran escala de
Venezuela. Sin embargo, lo que resulta más escandaloso del plan de Washington
para derrocar al chavismo, es que se encuentra consciente de que existirá
resistencia al interior del país y que incluso la oposición venezolana "no
tiene la fuerza suficiente" para garantizar la gobernabilidad.
No obstante, ya Kurt Tidd tiene
la solución: el "envío de la fuerza militar de la ONU para la imposición
de la paz".
Sí, los mismos que se encuentran
acusados de crímenes de abuso sexual en la República Centroafricana, Haití, Sri
Lanka, entre otras partes del mundo.
Y ante los cuales
"legalmente, las Naciones Unidas no pueden hacer nada al respecto"
pues no cuentan con la jurisdicción para juzgarlos.
Sin embargo, a pesar de los retos
que se vislumbran para la nación venezolana, desde algún lugar nada lejano,
Edward Said, el gran intelectual palestino, nos invita a ver el horizonte a
través de las lecciones de la historia.
En ellas, dice Said, "nunca se dio el caso en el que un activo agente occidental tropezase con un nativo no-occidental débil o del todo inerte; en muchos casos, existió siempre algún tipo de resistencia activa y en la abrumadora mayoría de los casos, la resistencia finalmente triunfó".
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