Benito A. Flores Sáez
El Libertador Simón Bolívar en su
corta vida de apenas 47 años, 5 meses, 24 días, 13 horas y 3 minutos, que
equivalen a 17.330 días de vida, desarrolló un proyecto revolucionario, donde
la teoría y la práctica iban de la mano. Desde el punto de vista militar fue un
indiscutible guerrero y estratega, pero además intelectualmente produjo una
serie de escritos que lo hicieron trascender en el tiempo.
Debemos recordar, para ubicarnos
en el espacio tiempo, que Simón Bolívar nace en el año 1783 y para el año 1813
contaba con 30 años de edad. Al encontrarse la Patria sin República debido a
que el 25 de julio de 1812 había caído la Primera República, el joven Simón
inicia la Campaña Admirable en enero de 1813 con el propósito de restablecer la
República y en su paso por la Provincia de Trujillo, firma la Proclama de
Guerra a Muerte, el martes 15 de junio de ese año, donde comienza señalando:
"Un ejército de hermanos, enviado por el soberano Congreso de La Nueva
Granada, ha venido a libertaros, y ya lo tenéis en medio de vosotros, después
de haber expulsado a los opresores de la Provincias de Mérida y Trujillo"
y finaliza expresando: "Españoles y Canarios, contad con la muerte, aun
siendo indiferentes, sino obráis activamente en obsequio de la Libertad de la
América. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables".
Luego en 1820, siete años más
tarde, visita por segunda vez a la Provincia de Trujillo, hoy estado Trujillo,
esta vez no hizo la Guerra a Muerte, sino vino fue a hacer la Paz con la firma
de los Tratados de Armisticio y Regularización de La Guerra y posteriormente la
Entrevista, Brindis y Abrazo del Libertador Simón Bolívar y el General Pablo
Morillo en la población de Santa Ana de Trujillo. Todos estos hechos producidos
sucesivamente, el 25, 26 y 27 de noviembre de 1820, nos demuestran que su
planteamiento de la Guerra a Muerte, no fue por crueldad, sino todo lo
contrario por Amor a la Patria y por darle una respuesta al momento histórico
que vivía el Continente Americano.
Para comprender mejor estos
hechos históricos tengamos presente que Simón Bolívar y el Ejército Libertador
llegaron por segunda vez a Trujillo, el 6 de octubre de 1820, provenientes
Mérida y salen el 7 de diciembre del mismo año, por Niquitao para Barinas, San
Cristóbal, Cúcuta y Bogotá. En nuestro Trujillo vivieron un total de 63 días y
El Libertador realizó 237 cartas, como lo demuestra el Tomo XVIII de la
Colección Escritos del Libertador, publicada en 1987.
Días antes de realizar los
Tratados de Armisticio y Regularización de La Guerra, El Libertador había
escrito entre otros documentos, los siguientes: La Proclama de Carache, el 14
de Octubre, en Carache; la Proclama a Los Corianos para la Libertad de Coro, el
21 de Octubre, en Escuque; la Proclama de Ceiba Grande, el 23 de Octubre, donde
reafirma la Libertad de los Esclavos y dice que Trujillo es el Farol de la
Patria y la Proclama a Los Caroreños para dar la Libertad a Barquisimeto, el 26
de Octubre, en Trujillo.
Los Tratados de Armisticio y
Regularización de La Guerra son redactados en la ciudad de Trujillo y para
estudiar este tema se hace necesario conocer que la palabra Armisticio viene
del Latín Armistitium, detención de las armas, por lo tanto el Tratado de
Armisticio, se puede definir como una convención o acuerdo en la que los dos
bando contendientes de una guerra suspenden las acciones bélicas sin poner fin
al estado de guerra.
El Gobierno de Colombia,
presidido por El Libertador Simón Bolívar y el Gobierno de España, dirigido por
el General Pablo Morillo, nombran las comisiones encargadas de redactar el
Tratado de Armisticio y quedó integrada por los Patriotas: General de Brigada
Antonio José de Sucre, Coronel Pedro Briceño Méndez, Teniente Coronel José
Gabriel Pérez y Juan Bautista Carrillo Quevedo. Y por parte de los españoles se
encontraban: Coronel Ramón Correa, Juan Rodríguez del Toro y Francisco González
de Linares. Posteriormente, dando cumplimiento al Artículo 14º del Tratado de
Armisticio, convienen nombrar una comisión para redactar el Tratado de Regularización
de La Guerra. Dicha comisión fue la misma que redactó el Tratado de Armisticio.
El Tratado de Armisticio está
conformado por 15 Artículos y se terminó de redactar el día 25 de Noviembre de
1820, a las 10 de la noche y según su Artículo 2º la duración era de seis meses
y se podía prorrogar el tiempo que fuese necesario. Asimismo, su principal
fundamento es la negociación de la paz y por ello ambos gobiernos se
comprometen a celebrar inmediatamente un Tratados que Regularice la Guerra,
conforme al Derecho de Gentes.
El Tratado de Regularización de
La Guerra está integrado por 14 Artículos y fue firmado un día después del
Tratado de Armisticio, es decir, el 26 de Noviembre de 1820. En él se plasman
los derechos de los prisioneros de guerra hasta lograr su canje y se expresa
que la asistencia, cuidados y alivios de los prisioneros, deben ser igual a la
atención de los miembros del ejército que los posee.
Del mismo modo, se declara
obligatorio y a la brevedad posible el canje de prisioneros, el cual se
realizará clase por clase y grado por grado o dando por superiores el número de
los subalternos.
En su Artículo 12º, hace
referencia a los últimos honores de los cadáveres y ordena entregar los
cadáveres que sean reclamados por los gobiernos contrarios o por particulares.
Las Tratados de Armisticio y
Regularización de La Guerra, deben ser conocidos por los seres humanos, porque
tienen una proyección internacional, debido a que cada vez que se presenta una
guerra mundial o una situación de conflicto bélico, es de referencia
obligatoria su aplicación en la negociación de paz.
Una vez finalizados estos
Tratados de la Paz, se dio paso al Brindis, Entrevista y Abrazo del Libertador
Simón Bolívar con el General Pablo Morillo, el 27 de Noviembre de 1820, en
Santa Ana de Trujillo. Con estos tres hechos históricos nació la Jurisprudencia
Constitucional, el Derecho Humanitario Internacional y la Diplomacia Mundial.
El Libertador refiriéndose a
estos hechos trascendentales expresó "Este Tratado será digno del alma del
General Sucre".
En el estudio de la Historia
Patria debemos consultar los libros fuentes, poseer iniciativa propia y aportar
ideas, para no repetir mecánicamente los centenares de errores que encontramos
a diario.
No podemos cargar con los errores de otros. Vale citar a José
Ingenieros, cuando señala en su libro El Hombre Mediocre lo siguiente:
"Cada generación debe repensar la historia: Los hombres envejecidos se la
entregan corrompida, acomodando los valores históricos al régimen de sus
intereses creados; es obra de los jóvenes transfundirle su sangre nueva,
sacudiendo el yugo de las malsanas idolatrías. La historia que de tiempo en
tiempo no se repiensa, va convirtiéndose de viva en muerta...".
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