Por: Correo del Orinoco
Crédito: Miguel Romero
20 junio 2016 - Regular los
monopolios y promover la competencia mediante la creación de pequeñas y
medianas empresas para diversificar la base productiva de Venezuela, propuso la
economista venezolana y profesora universitaria, Pasqualina Curcio.
"No necesariamente deben ser
solo privadas, pueden tener una origen de propiedad mixto, comunal o
cooperativo o el denominado de carácter social", sostuvo la titular del
Departamento de Ciencias Económicas y Administrativas y de la Coordinación de
Postgrados en Ciencias Políticas de la Universidad Simón Bolívar (USB) y
miembro del Consejo Directivo de la Fundación Instituto de Estudios Avanzados
(IDEA).
El poder que tienen los
oligopolios y monopolios para cartelizar precios y generar alteraciones en los
mecanismos de producción, pueden convertirse en obstáculos al desarrollo de las
fuerzas productivas, observó la investigadora de temas económicos y sociales.
"No solo se debe superar el
modelo rentista petrolero, cortar la dependencia con el crudo, no es
suficiente; se debe diversificar la economía, la fuente de ingresos externos y
generar la competencia en el mercado interno. Parte de lo que nos está
ocurriendo es por la concentración de capitales en pocas empresas, tanto
nacionales como internacionales, de los que dependemos para el suministros de
bienes", argumentó profesora de la Universidad Simón Bolívar.
Una de las causas del
desabastecimiento y la inflación es por la alta concentración de la producción
en pocas empresas. Apenas 20 empresas del sector alimentos y medicamentos
controlan la mayoría de la oferta de los rubros básicos en el país en esos
sectores, aseveró la investigadora venezolana.
CARTELIZAN PRECIOS
Aunque controlar 20 empresas
(monopolios u oligopolios en el sector de alimentos y medicamentos) pudiera ser
una ventaja para el Estado desde el punto de vista administrativo, porque
resulta más fácil supervisarlas y fiscalizarlas, constituye una desventaja
desde el punto de vista económico, argumentó la catedrática de la Universidad
Simón Bolívar.
"La causa del problema está
concentrado en pocas compañías, no es igual inspeccionar y ver lo que está
ocurriendo con muchas empresas que con 20, por lo que es fundamental regular
los monopolios en cuanto al establecimiento de los precios y promover la pequeña
y mediana empresa", reiteró.
Explicó que quienes importan son
pocas empresas, constituyen monopolios u oligopolios concentrados en pocos
capitales que establecen los precios, los cartelizan. Al recibir el dólar
priorizado para adquirir los productos en el exterior, al nacionalizarlos no
necesariamente los convierten en bolívares a precios preferenciales.
"Los monopolios cuando
convierten el valor de esas importaciones en bolívares, como tienen el poder comercial
pueden poner el precio más alto. Por eso el tipo de cambio del mercado paralelo
es el que toman como referencia para convertir el valor del dólar en bolívares
y de allí todas las estructuras de costos hacia abajo se van modificando",
explicó la economista venezolana.
ATACAR LAS CAUSAS
Este mecanismo se fue haciendo
más complejo a partir de 2013 cuando el tipo de cambio oficial y el paralelo se
fueron distanciando, lamentablemente los agentes económicos han tomado el no
oficial (paralelo) como marcador, aunque no es valor real del bolívar respecto
al dólar, acotó la economista.
El tipo de cambio oficial y el
paralelo se comportaban relativamente parejos hasta el año 2012. En un estudio
efectuado por Curcio con una base de datos que parte de los años ochenta, los
resultados indican que la influencia del tipo de cambio en el índice de
inflación es un componente estructural.
"Las políticas deben estar
dirigidas a combatir las causas y no los síntomas, las colas es una
consecuencia y es necesario resolverlo, pero no es el origen del problema. Se
deben evaluar las causas y actuar en consecuencia", recomendó la
economista y docente de la Universidad Simón Bolívar.
"Incluso el bachaqueo
terminado siendo una consecuencia del problema que es necesario enfrentar,
entiendo que se está haciendo, pero sigue siendo un síntoma de la actual situación",
aseveró.
Consideró que los Comité de
Abastecimiento y Producción (CLAP) permiten organizar a la población para
distribuir alimentos, combatir las colas, el desvío de los rubros y los
bachaqueros. Es una respuesta coyuntural a lo síntomas del problema, pero la
causa está en otro ámbito", comentó.
Curcio observó que "el
objetivo de esta guerra económica, que ya ha durado tres años, es político, el
medio es económico, afectando a lo social: La vida de las familias".
CADENA DE DISTRIBUCIÓN
La economista venezolana ha
concentrado su investigación en los procesos de los eslabones de la cadena
económica. Problematizó el tema planteándose que si una empresa dice que
mantiene los volúmenes de producción o que los amplió, es necesario evaluar qué
pasa con esos bienes, desde que sale de la planta hasta que llega al consumidor.
La pregunta que se hace Curcio es
por qué se alteró la cadena de distribución de los productos regulados, en los
últimos tres años. Si el sistema funcionaba, se conseguía el producto y ahora
se fabrica y no llega a los anaqueles, se debe identificar la causa de esa
distorsión en la cadena de transporte y entrega a los establecimientos, planteó
la académica.
La investigadora de la USB
cuestionó que esas grandes empresas de alimentos, medicamentos y de limpieza e
higiene personas que controlan el mercado venezolano hayan puesto todos sus
esfuerzos en producir lo suficiente para abastecer al pueblo.
Si fuera así, las empresas
fabricantes deberían interesarse en el destino de sus rubros y averiguar la
razón por la que no están en los anaqueles. "En un modelo de producción en
el que se busca maximizar el beneficio, deberían ser las primeras interesadas
en corregir esas distorsiones y que sus marcas se exhiban en las
estanterías", indicó la catedrática.
SIN CORRELACIÓN DIRECTA
Cuando comparó el abastecimiento
con la asignación de divisas, se encontró que no hay una correlación directa
entre estos indicadores. "El desabastecimiento no necesariamente está
determinado por la falta de dólares", recalcó la economista.
Curcio mantiene como referencia,
para apoyar sus argumentos, los estudios que ha efectuado tanto en el sector de
alimentos como en el de medicamentos. Se analizaron variables, como producción,
disponibilidad de divisas y precios de los rubros.
Fue desmenuzando los argumentos
de las empresas y los de la oposición para justificar el desabastecimiento. En
la investigación que realizó la economista de los últimos 10 años, surge un
problema de desabastecimiento en 2013, y persiste hasta el presente, según algunas
cifras que ha actualizado.
DOS ARISTAS
En el tema de desabastecimiento
hay dos aristas, una es la asignación de dólares para la importación de insumos
o bienes terminados y la otra es el precio. Explicó que la entrega de divisas
por el Gobierno comienza a disminuir con la reducción de los precios del petróleo
a principios del 2015.
Como resultado de su
investigación encontró que no hay correspondencia entre la producción y los
precios controlados, además observó que hay rubros que no se consiguen y no
están regulados, o productos que se registraron un ajuste de precios y, sin
embargo, mantienen altos índices de escasez.
Sus estudios arrojan que
"desde el punto de vista económico, consideraron esas variables, no se
pueden explicar el desabastecimiento o desabastecimiento, existen otros
factores que entran en el juego. Los momentos de mayor escasez coinciden con
los de tensión política, de mayor polarización y se registran en el marco de
eventos electorales".
Tanto la producción como la
distribución de los 10 alimentos más difíciles de adquirir, por los cuales hay
que hacer largas colas (harina de maíz precocida, arroz, pastas alimenticias,
leche, aceite, margarina, café, carne de pollo, carne de res y huevos de
gallina) están concentradas en no más de 10 grandes empresas privadas.
En el caso del sector
farmacéutico, el último estudio que realizó sobre el abastecimiento de
medicamentos, como no tenía cifras oficiales, Curcio revisó los informes
anuales de las empresas y se consiguió que solo 10 empresas reciben 50% de las
divisas asignadas al sector, y 80% de las divisas se entregó a no más de 40
empresas.
Se trata de las más grandes
corporaciones farmacéuticas a nivel mundial, las cuales son responsables de la
importación, producción y distribución de 50% de productos farmacéuticos en
Venezuela.
"Esas empresas tampoco
registraron descenso de ventas en los últimos años y en algunos casos hasta
aumentaron su facturación, sin embargo, en las farmacias se registró
desabastecimiento en los productos que esas compañías comercializan",
expresó la economista.
NO EXISTE CORRELACIÓN
Esa asociación falta de divisas
por bajos precios del petróleo con el desabastecimiento, hasta el año 2015, no
parece ser la causa de la falta de medicamentos, insistió la investigadora y
directora de IDEA.
Entre 2003 hasta 2014 las divisas
asignadas a las empresas ascendieron a 22.752 millones de dólares para
importadores. Otro dato que llama la atención de la economista es que entre
2003 y hasta 2014 las importaciones de productos farmacéuticos medidas en
dólares aumentaron 463%, no obstante, en kilogramos, el aumento fue solo 44%.
Esto implica que el costo
promedio de cada kilogramo importado aumentó 290% al pasar de 22,24 dólares en
2003 a 86,80 dólares en 2014, es decir, costaron 4 veces más, desveló Curcio.
En el caso de los alimentos, a
manera de ejemplo, mencionó la harina de maíz precocida que ocupa el primer
lugar de la lista de alimentos más consumidos, representando el 11,4% del
consumo total de alimentos diarios. La capacidad instalada de producción
nacional de harina de maíz precocida es 125.450 ton/mes, solo una (Alimentos
Polar) cuenta con 62%.
Si se han dispensado dólares para
los sectores de alimentos y medicamentos, existen capacidades de producción,
Curcio planteó que la declaración de crisis humanitaria aprobada por la
Asamblea Nacional, cuya mayoría representa al sector opositor, no tiene
asidero.
"La disponibilidad de
alimentos, definida como la cantidad producida y/o importada, no ha disminuido
en proporciones equiparables con las manifestaciones de desabastecimiento",
concluyó la economista e investigadora.